Qué difícil es,por no decir imposible menoscabar mi afición bibliografa. Está noche la reverdecía al recibir ese vídeo de mis últimos días en el Ejército mandando sobre libros y documentos y no personas . Esa sala rehabilitada por mi la dediqué junto a la contigua, a Literatura Extranjera, todos esos libros los rescaté de cajas almacenadas de ignoto contenido. Pero como siempre lo que menoscaba siempre la afición es la lectura tediosa y carente de interés, el jueves 6 de marzo tomé la "trágica" decisión de mandar al carajo a Don Rigoberto, con un 29% leído y cogí a Benguerel,que hoy he terminado,aunque sin echar muchos cohetes.
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