¿Qué rastro dejaron esos 734 hombres muertos en Ultramar acabando el siglo XIX y defendiendo las últimas posesiones de un imperio extinto? ¿qué vinculación tenían a Barcelona para hacerseles aquí este monumento funerario? ¿he de suponer que eran los catalanes inmolados por la causa de la Patria por no haber podido redimir la suerte de soldados pagando el vil estipendio que les hubiese librado del reclutamiento y de la muerte?
Seguramente sea así, y el Ayuntamiento de Barcelona les erigió ese mausoleo, que ya casi nadie visita, donde ya casi nadie honra a sus moradores, y donde ya casi nadie reza.
Mi hijo hábil descubridor de tumbas y amante de recordar las de los difuntos de mérito, me lleva hoy al cementerio de Les Corts, que ya visité el pasado 14 de marzo. El sol de julio de las 4 de la tarde no parecía ser el mejor momento para visitar recalentadas lápidas, pero un vientecillo burlaba los efectos impíos del tórrido mes.
align="justify">La cripta tiene 4 salas en dos niveles distintos, bien iluminadas por cuatro óculos, visibles en el monumento de superficie a modo de brocales de pozo.
La última sala contenía una bandera nacional nueva, sin leyenda alguna que denotara quien y cuando había sido colgada.
Por el tamaño de los nichos hemos de suponer que su contenido es de restos más que de cuerpos enteros, y cuesta imaginar como viajaron de tan lejos y con un mínimo de higiene hasta llegar a su última morada.
Una cripta con restos de 734 difuntos en nichos individuales parece invitar a evocaciones tétricas de dolor y muerte, pero eso no sucede aquí y es que tal vez la lejanía de los trágicos óbitos viene paliada por los años y por la casi ausencia de vivos que los recuerden y lloren. Que haya esa individualización en vez de una sepultura colectiva dice a favor de quien quiso superar el colectivizado anonimato de la muerte de los combatientes.
¿Pudo ser esta la tumba del padre de mi abuelo paterno? ya digo que no sé por el momento el origen geográfico de los caídos, pero mi bisabuelo Pablo, teniente en la campaña de Filipinas, embarcó en Barcelona, aunque tuvo mejor suerte y sólo cayó prisionero, siendo repatriado al terminar la guerra.
Naturalmente aproveché para enseñar a mi hijo la tumba de los Orbok , pero ahí no acababan las hungaridades. Hubo dos más. la primera caundo al llegar al cementerio y preguntar mi hijo a la vigilante por el mausoleo, esta no sé a cuento de qué nos dijo que luego nos decía donde estaba la tumba de Kubala, ¿por qué ibamos a querer ver la tumba del futbolista húngaro?
Luego cuando nos ibamos,descubrimos el apartado del cementerio judío y mientras ojeabamos los caracteres hebraicos de las sepulturas reparamos en un hombre que tocado con el gorrito judío hablaba a dos cámaras que le filmaban ante las tumbas. Yo conozco de vista a ese hombre, le dije a mi hijo, es un húngaro creo que superviviente de los campos de exterminio, y me acerqué a interpelarle. Estaban haciendo un documental sobre el diplomático español Briz , me dijo que allí estaban enterrados sus padres. Le comenté que en ese cementerio estaba la tumba de la familia Orbok, y quienes eran, y entonces me dijo que era conocido de su padre, pero por las fechas debía ser de Marcelo. Los camaras le requirieron de nuevo y la conversación terminó. El hombre se llamaba Vandor.
http://www.elcomercio.es/gijon/20080220/sociedad/holocausto-matanza-industrial-20080220.
Addendum de 11 de julio:No he encontrado referencias de la construcción del mausoleo de repatriados de Ultramar en la hemeroteca digital de La Vanguardia, solo una referencia al día de Difuntos de 1930, y otra de 1927 sobre remodelación del jardín del propio mausoleo. Por otras referencias veo que los caídos catalanes de ambas campañas debieron fueron más de 734.Lo que si que he visto es un video reciente de youtube del mausoleo, del 31 de marzo , y en él no se ve la bandera. Si el autor la hubiese colocado la habría filmado.Luego la bandera tiene menos de 4 meses.¿quién la colocó?http://http//www.youtube.com/watch?v=SBge4UW5szk
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ResponderEliminarme faltaba pasar el texto
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ResponderEliminarMagnífico, tengo muchas ganas de conocer el mausoleo, pero desde Asturias me queda lejos. Aunque no llegue a verlo en persona, las imágenes son lo bastante explícitas como para hacerme "estar allí"; sino en cuerpo, lo estaré en espíritu, tanto con los olvidados repatriados que dieron su vida en ultramar, como por la sensibilidad vertida en el texto. Mi más sincera felicitación a los autores. Algunos no olvidamos los mausoleos, ni a los que los ocupan.
ResponderEliminarSalud.