Retratar la visita del Domingo de Pascua (24 de abril) era en realidad por una circunstancia muy extraordinaria: creo que era la primera vez en muchos años o tal vez la única vez si excluimos a niños pequeños acompañados de sus padres que en la casa concurríamos a la vez 8 personas ,aunque fuese por un rato.
Alguien podría bien decir que una casa en la que en su parte más íntima e inaccesible reza este cartel, más que hogar es guarida, cubil o refugio. Probablemente cuando se habita por uno sólo y no a diario, la categoría de hogar sea más difícil de alcanzar. Aunque yo lo tengo como tal, pero también como lo otro.[ la frase no es mía y al igual de las memorias de donde me la apropié es un recordatorio de consolación para que la soledad impuesta acabe siendo dichosa y te lo creas].
Alguien podría bien decir que una casa en la que en su parte más íntima e inaccesible reza este cartel, más que hogar es guarida, cubil o refugio. Probablemente cuando se habita por uno sólo y no a diario, la categoría de hogar sea más difícil de alcanzar. Aunque yo lo tengo como tal, pero también como lo otro.[ la frase no es mía y al igual de las memorias de donde me la apropié es un recordatorio de consolación para que la soledad impuesta acabe siendo dichosa y te lo creas].
Sea como fuere, como es un acontecimiento tener visitas,lamento en su día no haber abierto un libro registro donde estas consten. La cuestión es si alguna de ellas prefiere ser más bien discreta o clandestina; y al cabo de los años no sé si realmente las ha habido de este tipo, creo que sí, y espero que siga habiéndolas, aunque muchas de estas serán en realidad una fantasía fugaz pero reiterada y reciproca que en efigie también se pierdan entre las hojas de algún libro para sorpresa de lectores futuros.
Claro, que estas soledades se tolerarían mal si uno al hacer balance , no admitiese que en estos páramos de compañía reposan los momentos más felices del alma. ¿Desgracia? no. ¿Triste? tal vez.
Claro, que estas soledades se tolerarían mal si uno al hacer balance , no admitiese que en estos páramos de compañía reposan los momentos más felices del alma. ¿Desgracia? no. ¿Triste? tal vez.
Desde la cima de LA MONTAÑA MÁGICA 4 de mayo
Mencionaba en el post anterior "las complicidades básicas" que uno precisa para sentirse a gusto con tu entorno personal. Hay también una permanente trasacción en ese entorno , y cuando la sensación es de falta de reciprocidad o de intercambio más o menos descompensado, aumenta el sentimiento sino de opresión sí de necesidad de espacio y tiempo para uno sólo y de forma exclusiva y en dosis regulares . No se trata de que el otro participe de tus cosas, se trata precisamente de que se abstenga.¿Es falta de generosidad? sí; pero no de justicia.
La búsqueda de ese espacio y tiempo, que es la necesidad de dosis más o menos altas de soledad deviene también a consecuencia de la falta de intereses comunes, o incluso contradictorios y que evidencia la falta de complicidades básicas, lo que es incompatible con una relación totalitaria (total), aunque no de relación a medio gas o espórádica. Son muchas las combinaciones posibles de sentimientos y apetencias, existiendo una tendencia ramplona a extrapolarlos o creer que de unos derivan necesariamente otros. Esta semana he observado esa falta de coincidencias en un entorno variado de amistad y afecto, filial o no.
Valgan los ejemplos. 1.-Como con un amigo, de esas diferencias de edad en que no puede ser ni tu padre, ni tu hermano y ni tu hijo.Y me comenta cierta sensación de sentimiento de culpa que le asalta cuando piensa en el por qué su criada entra por la puerta de servicio y sube por el ascensor de servicio, y su temor a que una de sus nietas acabe preguntando el motivo. Se podrá comprender lo ajeno que a mi me resulta ese absurdo problema, yo que me barro felizmente la acera de mi casa.Pues que suba y entre por donde vosotros, le digo. No lo consentirían los vecinos.Increíble. Y la pregunta: ¿que intensidad de relación de amistad puedes tener con alguien que tiene una preocupación tan ajena a tus planteamientos sociales. ¡Y yo que me creo contrarrevolucionario!??
2.- Empiezo unos cursillos para chapucear con herramientas, arreglos y bricolajes de todo tipo. Se lo cuento a mi madre, le hablo incluso de mi interés por el cursillo de costura. Se muestra indignada. Pero para ella yo soy un reaccionario, ¡ y ella es la que vota a la izquierda!. ¿Que comparto yo con mi madre a parte de la sangre? casi nada.
3.- Comento con la que leyó gozosa a Krasznahorkai lo de Bin Laden ,y me habla de su muerte como de un asesinato, ¿En que leches coincidimos entonces?http://hefalu.blogspot.com/2011/05/42-siempre-entre-aves-de-corral.html
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAhora no recuerdo el título de la obra de las 3 que de ella leí en la carrera, pero había un capítulo que mary Douglas le dedicaba a los aislados, que era una perla, ya lo buscaré por casa.
ResponderEliminarNo solo son las circunstancias que te conducen a ello, es a menudo la falta de complicidades básicas con los que te rodean. lo que a ello te conduce{luego lo amplio un poco]
Sólo salgo para renovar la necesidad de estar solo.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarque poco releo,nada mis entradas antiguas,esta despues de 8 años, me ha gustado pero me ha impresionado. Salvo por Krisztina hoy más que nunca en este tremendo abril de 2019 la sensación de aislamiento,desbandado y ajeneidad a todo es más fuerte que nunca.
ResponderEliminar